A través de actividades lúdicas, se ha fomentado el desarrollo de sus habilidades motrices finas, permitiéndoles alcanzar uno de sus primeros logros en la vida escolar: escribir su propio nombre. Además, los niños y niñas han aprendido a reconocer las letras que lo componen y han reflexionado sobre quién eligió ese nombre para ellos. Este hermoso proceso ha culminado con juegos entretenidos y significativos.