Este Domingo 29 de mayo hemos celebrado la Solemnidad del Corpus Christi, que tiene como finalidad proclamar la fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, en el pan y vino consagrados. Presencia permanente y substancial más allá de la celebración de la Misa y que es digna de ser adorada en la exposición solemne y en las procesiones con el Santísimo Sacramento que desde los tiempos de Santo Tomás de Aquino comenzaron a celebrarse y que han llegado a ser verdaderos monumentos de la piedad católica.
La eucaristía fue presidida por nuestro Cardenal Ricardo Ezzati y acompañado por una multitud que peregrino desde la Iglesia San Agustín, hasta la Catedral de Santiago, culminando con un momento de adoración al Santísimo.
Santo Tomás de Aquino aporto a esta celebración tanto en el Oficio Divino, como en las oraciones que hasta el día de hoy, se hacen presente en la liturgia.