“Muchos peligros se ciernen sobre el futuro de la humanidad y muchas incertidumbres gravan sobre los destinos personales, y a menudo algunos se sienten incapaces de afrontarlos. También la crisis del sentido de la existencia y el enigma del dolor y de la muerte vuelven con insistencia a llamar a la puerta del corazón de nuestros contemporáneos. El mensaje de esperanza que nos viene de Jesucristo ilumina este horizonte denso de incertidumbre y pesimismo. La esperanza nos sostiene y protege en el buen combate de la fe… Hoy no basta despertar la esperanza en la interioridad de las conciencias; es preciso cruzar juntos el umbral de la esperanza” (Papa Juan Pablo II, Audiencia general del 11 de noviembre de 1998).
Estamos llamados a unirnos, en un mismo espíritu, a amarnos como este Jesucristo nos enseñó. Dios está presente en cada momento y hoy más que nunca se actualiza el mensaje de San Juan Pablo II, hagamos eco de esta invitación y oremos juntos por cada uno y sus familias. No decaigan y recuerden que Jesús nos muestra con su resurrección que es el único que hace nueva todas las cosas.
PASTORAL LJDC